viernes, 29 de enero de 2010

Como el musgüito en la piedra ay, si si si.











Una tarde de enero me encuentro en las puertas del teatro municipal de santiago de chile para entrar al espectáculo que me haría entrar 3 horas más tarde en un trance de pensamientos y emociones. La obra de Pina Bausch logró recordarme una visión compartida de la cultura chilena a través de le excepcional técnica de su puesta en escena.
La divido mentalmente en las 2 partes que se separan por un intermedio de 20 minutos. La primera, un recuerdo y reconocimiento a los artistas chilenos que han logrado formar la identidad artística. Aquella identidad que se define (como todo en chile) por su indefinición. Pasando por violeta parra me recordó la inspiración que obtuvieron de esta tierra, en una mezcla de propuestas abocando emociones sutiles y mágicas encontré un retrato realista de la evolución musical y poética. Gracias por este primer acto, donde los quiebres en el escenario nos iban anticipando una visión critica y amable a un pueblo que reincidentemente insiste en tropezar con las mismas piedras. Piedras o papas que vuelan para ser atajadas por el trabajo en el campo, donde todo comenzó. Los cánones y la técnica no sólo hicieron agradable el viaje, sino que me recordaron esta magia que a veces es difícil percibir entre tanto desorden y pactos tácitos incumplidos.
Ya para la segunda parte la indefinición comienza a mostrar luces de coherencia. Un ritmo inteligente a los ojos comienza a formar lineas mentales que poco a poco van tomando más fuerza y coherencia. Escucho risas, provocadas por llamados de atención irónicos que no son más que esta definición de lo que es en la ambigüedad lógica de la indefinición. Sigue el viaje con el rostro inexpresivo y la técnica más perfecta: movimientos perfectos del cuerpo que nos insinúan la expresión visceral de querer correr y no poder. De sentir el escape atado. De gritar con la boca abierta y la voz muda. Del grito que se escucha con los ojos. Del musgo que naturalmente habita la piedra. Una naturalidad provocada por la humedad, una cierta impregnación propia pero indeseable. Definida e indefinida a la vez: mágica y real.

2 comentarios:

  1. Joseeeee que preciosa experiencia me has traído a los ojos, a la cabeza y más al corazón, gracias por esa referencia cargada sutilmente con ciertas esencias que me recuerdan un aire de campo y una suavidad más que absoluta mientras sigo el ritmo elegante de tu inocente presencia

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  2. Gracias por pasar por acá y dejar tu comentario, soy amigo de la Jose. Saludos y vuelve cuando quieras!

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