miércoles, 12 de mayo de 2010

Acreedores de STRINDBERG



¿Quién le debe a quién? y, sobre todo, ¿cuál es el objeto de la deuda? Dinero, amor. Acreedores expone la institución del matrimonio burgués como un dispositivo económico de regulación de las pasiones y, también, su estrategia fallida. Aquella que pretende hacer coincidir lo irreconciliable: el dinero como lógica de equivalencia y el amor como lógica del exceso. Por ello, el matrimonio constituye el mecanismo institucional para "ajustar cuentas" en el amor. En este escenario (de época), de apariencias e ilusiones, tres personajes disponen sus máscaras para poner en juego un plan que ha sido diseñado desde siempre. Poco a poco, la escena deja ver la otra escena: el triángulo del resentimiento, el egoísmo, la venganza, el miedo, la muerte. Dentro de esta maquinaria social, esa otra escena pone en funcionamiento aquello que, implícitamente, organiza la representación: lo siniestro como fundamento del sentido, la construcción de la identidad a través del vaciamiento y la aniquilación del otro. Las voces de Strindberg se escuchan hoy como los ecos de un tiempo aún no pasado. Seremos nosotros los nuevos deudores.

Yamila Volnovich - Patricia Sapkus

sábado, 24 de abril de 2010

La Bella y la Bestia



Para ponerme al día con los "must" llegué al ex-opera: teatro citi. No tenía mayores recuerdos de la historia, parece que este producto de Disney no me marcó en mi infancia porque ni siquiera tengo recuerdos de haber visto la película. En fin, ¿por qué fui? todavía no sé. Pero creo que fue porque me llegó el mensaje publicitario y no me resistí a ver una superproducción que la vendían como "el musical de broadway". Y sí, eso fue.

Admiro la posibilidad de los creadores de haber caído por esas cosas de la vida, en el momento y lugar para armar este espectáculo. Me imagino que para ellos, fue una instancia de dejarse llevar por la creatividad infinita, jugar e imaginar este verdadero sueño escénico. La escenografía y coreografías no dejaron de sorprenderme, incluso llegué al punto de pensar: ¿hasta cuándo? Me pareció una locura totalmente digna de ir a ver. Recomendable para ir a ver en familia, amigos o lo que sea.

Se presenta un mundo mágico que tiene sus propias reglas y lenguaje. No pude evitar pensar críticamente en "la magia de Disney", pero bueno, supongo que debí haberlo asumido en el momento que decidí ir a verla. En fin, más que todo, vivir la experiencia de La Bella y la Bestia me parece un ejercicio necesario para confirmar que a la hora de crear... los límites no existen.

viernes, 9 de abril de 2010

coming soon

jueves, 8 de abril de 2010

Afterplay de BRIAN FRIEL

Lo que se plantea en común con Chéjov en Afterplay, es que las historias continúan en una temática trágica, realista, de problemas no resueltos, amores no correspondidos y situaciones inconclusas que parecen transformarse en verdaderos círculos viciosos. Los personajes parecen condenados a su realidad sin poder escapar de ella. No muestran mayor voluntad de evolución en la solución de sus problemas sino que más bien insisten en permanecer en un status quo sin solución.


La obra se caracteriza por la cotidianidad de la conversación. Se presenta un encuentro casi aleatorio de dos personajes que, a pesar de tener historias parecidas y temas en común, tampoco logran llegar a algún tipo de resolución ya sea en cuanto a la relación que tienen o en cuanto a sus historias personales. No existe una historia de este encuentro que se pueda proyectar hacia el futuro ni tampoco algo realmente significativo que haga pensar que este encuentro marcará un momento importante en la vida de ambos, a pesar del final abierto (característico de Chéjov) donde se insinúa un cierto optimismo.


La obra es interesante ya que junta a dos personajes de distintas obras y los pone en una situación común. Es recomendable aunque el hecho de ser demasiado realista la vuelve en momentos muy plana. La puesta en escena se plantea simple siguiendo el estilo realista. Se propone un espacio íntimo de conversación donde los personajes comparten una mesa en un café donde parece no haber más personas que “la bruja” que atiende. Se presenta una cercanía con el espectador en cuanto a la poca distancia que los separa del público. Pareciera como si el espectador estuviese realmente compartiendo un café con los personajes, un cierto testigo de la escena.


Con Afterplay, Friel logra ser muy leal al estilo realista de Chéjov y experimenta con sus personajes siguiendo fielmente su misma línea.



En Cartelera, Teatro Andamio 90, Paraná 660.

Agosto (Condado Osage)

Partí al Lola Membrives por las recomendaciones del mundo, los premios y la popularidad de la obra. Además de todo eso, lo que me impulsó de esta silla hasta el teatro fue esta foto que vi de la escenografía de Agosto. Parecía una casa de muñecas a escala humana. Así llegué y lo comprobé con mis propios ojos. Por sobre la calidad de las actuaciones y el guión, lo que más me gustó fue la puesta en escena. Lo que pasaba dentro de esta casa que parecía un submundo de apariencias, secretos y roles impuestos. "Pasa hasta en las mejores familias", y así, fui descubriendo como los personajes se iban armando de valor para entrar en esta casa de muñecas donde "el juego" los iba haciendo perder a todos. Me hizo recordar como muchas veces se nos imponen roles por el hecho de nacer en algún lugar o bajo alguna circunstancia. Todos sobrellevaban sus vidas fuera de esta casa, sin embargo, dentro, aparecían las máscaras que iban tapando secretos. Me hizo pensar cómo a veces somos nosotros mismos los que nos ponemos estas máscaras y nos olvidamos de jugar... del todo recomendable, no se la pierdan.

Dirección: Claudio Tolcachir
Producción: Daniel Grinbank

domingo, 14 de marzo de 2010

¡Oh, Dios Mío! de ANAT GOV.

Pienso que Dios es uno sin importar el credo que uno decida seguir, en esta caso, la obra nos plantea el lenguaje típico de la tradición occidental ortodoxa. De un Dios castigador que plantea su visión desde un amor condicionado: te amo si haces esto, si eres así, si sigues mis mandamientos. Un Dios que ha impuesto tanto que su propia lógica ha perdido un orden, haciéndolo volver al origen y cuestionarse su verdadera misión. Así aparece en la consulta de la sicóloga y entre diálogos, se va plasmando esta relación de condiciones y cumplimiento de expectativas mundanas. El diálogo es rico en imágenes y comparaciones que nos van argumentando el por qué creer o no, y a la vez, muestra el lado empático de un Dios que sólo existe en relación a otros, en este caso, en relación a la sicóloga. La experiencia del encuentro habla por sí sola y se sella con un abrazo mágico que trasciende todo credo. Así, se nos presenta un trance de “verdad post-terapia” en que se confunde quién es realmente el paciente y el terapeuta.

Técnicamente, y por hablar de gustos, la puesta en escena me pareció poco elegante y atemporal. En mi opinión, visualmente era poco atractiva. Colores fuertes y desgastados, objetos añejos. El vestuario de los personajes parecía sacado de la ropa usada y se nos presentó un Dios que tuvo durante toda la obra la cremallera del pantalón entreabierta.


Con la atemporalidad me refiero a que el guión tiene la potencialidad de ser dirigido a un público transversal, sin embargo, el promedio de edad en la sala debe haber sido de 60 años. La experiencia estética sólo pudo ser vivida por la interpretación del texto, era más difícil percibirla visualmente. Quizás intencionalmente, iba dirigida al segmento de edad que describí.


¡Oh, Dios Mío! es del todo recomendable, sobre todo por su mágico final que confirma magistralmente todo el desarrollo de la obra. Insisto en que puede ser presentada de una forma mucho más creativa. No me aburrí ni se me hizo larga, pero hubo momentos en que me distraje porque visualmente costó que me cautivara, al final, lo hizo.



En cartelera, Auditorio Ben Amí. Jueves y Sábados 21 hs.

viernes, 29 de enero de 2010

Como el musgüito en la piedra ay, si si si.











Una tarde de enero me encuentro en las puertas del teatro municipal de santiago de chile para entrar al espectáculo que me haría entrar 3 horas más tarde en un trance de pensamientos y emociones. La obra de Pina Bausch logró recordarme una visión compartida de la cultura chilena a través de le excepcional técnica de su puesta en escena.
La divido mentalmente en las 2 partes que se separan por un intermedio de 20 minutos. La primera, un recuerdo y reconocimiento a los artistas chilenos que han logrado formar la identidad artística. Aquella identidad que se define (como todo en chile) por su indefinición. Pasando por violeta parra me recordó la inspiración que obtuvieron de esta tierra, en una mezcla de propuestas abocando emociones sutiles y mágicas encontré un retrato realista de la evolución musical y poética. Gracias por este primer acto, donde los quiebres en el escenario nos iban anticipando una visión critica y amable a un pueblo que reincidentemente insiste en tropezar con las mismas piedras. Piedras o papas que vuelan para ser atajadas por el trabajo en el campo, donde todo comenzó. Los cánones y la técnica no sólo hicieron agradable el viaje, sino que me recordaron esta magia que a veces es difícil percibir entre tanto desorden y pactos tácitos incumplidos.
Ya para la segunda parte la indefinición comienza a mostrar luces de coherencia. Un ritmo inteligente a los ojos comienza a formar lineas mentales que poco a poco van tomando más fuerza y coherencia. Escucho risas, provocadas por llamados de atención irónicos que no son más que esta definición de lo que es en la ambigüedad lógica de la indefinición. Sigue el viaje con el rostro inexpresivo y la técnica más perfecta: movimientos perfectos del cuerpo que nos insinúan la expresión visceral de querer correr y no poder. De sentir el escape atado. De gritar con la boca abierta y la voz muda. Del grito que se escucha con los ojos. Del musgo que naturalmente habita la piedra. Una naturalidad provocada por la humedad, una cierta impregnación propia pero indeseable. Definida e indefinida a la vez: mágica y real.